LA FRUSTRACIÓN AL DIBUJAR

Fotografía: Steve Johnson en Unsplash

Fotografía: Steve Johnson en Unsplash

Por Gudrun.

Tenemos una hoja en blanco y muchas ideas. No sabemos cómo plasmarlas y pasamos minutos, tal vez horas, viendo la hoja. Comienzan a salir las primeras líneas muy distintas a lo que visualizamos. Arrugamos la hoja, tomamos una nueva y repetimos hasta que nos damos cuenta de que estamos rodeados de papeles desechados y muy mal humor.   

Le llamamos frustración a ese sentimiento de no llegar al resultado deseado a pesar de los intentos y antes de llegar a ésta debemos hacer una pausa para analizar la situación. Existen muchas razones que no nos permiten obtener lo que buscamos.

Debemos reconocer nuestros límites. No podemos querer dibujar como un profesional si apenas llevamos un año practicando, menos si no lo hacemos diario.

En el caso del dibujo la principal y más común es que no tenemos desarrollada la habilidad para crear lo que estamos imaginando. Debemos reconocer nuestros límites. No podemos querer dibujar como un profesional si apenas llevamos un año practicando, menos si no lo hacemos diario. Si somos autodidactas nos costará más trabajo y tiempo llegar a obtener estas habilidades; si tenemos a alguien que nos puede enseñar, lo mejor es acercarnos a esta persona para pedirle orientación. Probablemente la respuesta sea que nos hace falta practicar. Al practicar vamos a copiar de nuestros artistas predilectos, de las caricaturas con las que crecimos, de las ilustraciones que nos inspiran; en fin, experimentaremos diversas soluciones y nuestra memoria visual se enriquece.

Uno de los mayores motivos para la frustración en nuestra cultura, es sin duda la inmediatez a la que nos han acostumbrado. Famosa es la frase que dice que «nada que valga la pena se logra sin esfuerzo» y los resultados de algo que vale la pena, el tiempo y el esfuerzo nunca son inmediatos. Practicar cinco minutos no nos hará expertos. Solamente la constancia y la paciencia.

Uno de los mayores motivos para la frustración en nuestra cultura, es sin duda la inmediatez a la que nos han acostumbrado.

La inteligencia emocional juega un papel importante para contrarrestar la frustración. Hay que reconocer que no por enojarnos, desesperarnos o arrancar hojas vamos a lograr el resultado esperado. Si aceptamos nuestras capacidades podemos trabajar para mejorarlas y obtener las que nos hagan falta. Centrar nuestra motivación en aprender ayudará a no exigirnos un resultado fuera del alcance de la realidad. Domar nuestras emociones nos ayuda a analizar y reflexionar sobre el camino que queremos tomar antes de pensar en abandonarlo solo porque de momento algo no nos sale como queremos.

Sabemos que sentir frustración no es agradable, pero también que no es insoportable si aprendemos a manejarla y pausarla. Aceptarla como parte de un proceso que nos lleva a mejorar y reconocer que los resultados a largo plazo siempre son más gratificantes que los que podemos obtener de manera inmediata.



Referencias:

  • psicologiaymente.net
2018ArtinsidedibujoComentario