INTERCAMBIO DE ESFUERZOS
Por Gudrun.
Cada vez que iniciamos un proyecto reunimos lo necesario para llevarlo a cabo. Antes que técnica y material se encuentra la motivación, generada por el objetivo que deseamos alcanzar.
Ya sea por interés económico, académico, lúdico, o algún otro, nuestro proyecto se verá realizado gracias a la colaboración de un equipo de trabajo; aun cuando creemos que somos la única persona responsable del mismo.
Por ejemplo, aprender a dibujar. Sabemos que es una actividad que realizamos desde niños, uno de nuestros primeros puentes de comunicación. Si queremos llevar al dibujo a un nivel profesional hemos de acudir con expertos que nos transmitan sus conocimientos y técnicas. Quien es experto en una materia, tema o cualquier otra cosa, no lleva un año aprendiendo. Lleva muchos años y mucha práctica. Esfuerzo y dedicación se traducen en resultados de calidad y es por eso que somos cuidadosos al momento de elegir quién nos va a enseñar.
De la misma forma y con la misma exigencia con la que elegimos cualquier servicio o producto es que nosotros debemos actuar. Principalmente, dejarnos ayudar para poder evolucionar. Reconocer que somos seres de naturaleza social y que actuando completamente solos lograremos lo mínimo.
Continuando con el aprendizaje del dibujo, la autocrítica nos permite darnos una idea del nivel de esfuerzo que realizaremos. Nuestros mentores se arman de conocimiento, técnica, paciencia y responsabilidad. Nosotros lo haremos con compromiso, respuesta, empeño y dedicación. Práctica, mucha práctica.
El beneficio es para ambas partes, que forman, al mismo tiempo, una cadena de esfuerzos. El maestro, anteriormente alumno, lleva un camino recorrido y enseña al nuevo estudiante, quien aprende y ejerce, intercambiando su trabajo por algún otro bien, producto del esfuerzo de otra persona. No podemos esperar que sin esforzarnos alguien nos regale su trabajo; y mucho menos, regalar nuestro trabajo a cambio de nada.
Hacer algo por gusto no implica facilidad al ejecutar. También requiere de aprender a trabajar en equipo, valorar nuestro esfuerzo y el de todos los implicados, de confiar en lo que soñamos y creer en lo que hacemos.
«¿Alguna vez se ha preocupado por investigar las raíces de la producción? Observe un generador eléctrico y atrévase a pensar que ha sido creado por la fuerza bruta de seres carentes de inteligencia; intente cultivar una semilla de trigo sin los conocimientos transmitidos por quienes lo hicieron anteriormente; o trate de obtener alimento tan sólo con movimientos físicos, y se dará cuenta de que la mente humana es la raíz de todos los bienes producidos y de toda la riqueza que alguna vez haya existido sobre la Tierra.»
-Francisco d’Anconia
La rebelión de Atlas, Ayn Rand
Referencias:
NADAL, Toni. [TEDxMalagueta]. (15/03/2018). El valor del esfuerzo. Consultado el 05/06/2020
RAND, Ayn. (1957) La rebelión de Atlas. 1ª ed. 3ª reimp. –Buenos Aires: Grito Sagrado Editorial de Fund. de Diseño Estratégico, 2009.
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